lunes, 21 de noviembre de 2011

Venezuela se desdibuja siguiendo los pasos de países con poca trascendencia científico-técnico-industrial

Por Ismardo Bonalde

El Gobierno de Venezuela tiene entre sus grandes amigos a Gobiernos de países con gran desarrollo económico e industrial (China, Rusia y Brasil: PIB al menos 3.8 mayor que el de Venezuela) y también a Gobiernos de países con escaso desarrollo (Cuba: PIB 6 veces menor que el de Venezuela).
Desafortunadamente, el Gobierno venezolano usualmente sigue modelos de políticas públicas de su amigo menos aventajado (Gobierno de Cuba) y normalmente ignora los buenos ejemplos que generan sus amigos más versados en desarrollo económico e industrial. Las políticas públicas de ciencia y tecnología no están excluidas de este patrón del Gobierno venezolano. Un par de ejemplos lo muestran.
Primer ejemplo. En China, Brasil y Rusia las oficinas gubernamentales y los comités de evaluación del área científico-tecnológica son dirigidos por reconocidos expertos. De esta manera, sus programas de formación y captación de RRHH, sus financiamientos a proyectos y a instituciones científicas y sus sistemas para relacionar al sector científico con el industrial son diseñados y coordinados por individuos con amplios conocimientos de las realidades técnico-científicas del país respectivo.
Más aún, las oficinas, los programas y sus propios dirigentes son periódicamente evaluados por comités de expertos internacionales de países con reconocido desarrollo científico y tecnológico (ver reporte de un ejemplo en el Editorial de la revista Science del 28/10/11). Lo último no conduce a perdida de soberanía; al contrario, ayuda a que se adquiera más rápidamente la soberanía verdadera, la asociada al crecimiento científico y tecnológico. Esto lo han entendido muy bien los Gobiernos amigos de países exitosos.
En Venezuela, las oficinas gubernamentales y los comités de evaluación son integrados por individuos con pocas credenciales académicas. Importa lo político, no lo técnico. Por consiguiente, no hay evaluaciones técnicas por comités de expertos independientes porque no son políticamente necesarias. Cierto que en Venezuela nunca se ha recurrido a organismos evaluadores externos, pero en el pasado fue por razones diferentes a las actuales.
Segundo ejemplo. China y Brasil realizan grandes esfuerzos para mantenerse entre los países con mayor desarrollo científico y económico. Invierten fuertemente en el verdadero sector científico-tecnológico: ambiciosos programas de becas doctorales, cuantiosas inversiones en proyectos reales de investigación y desarrollo, enormes presupuestos para las universidades e institutos de investigación, agresivos programas de repatriación y captación de investigadores en el extranjero y un número importante de estrategias para relacionar los sectores científicos e industriales.
Al mismo tiempo protegen al sector industrial: ambientes jurídicos y económicos confiables y estables, incentivos para el desarrollo de empresas y promoción de la competitividad y crecimiento de la industria.
Venezuela hace todo lo contrario. Desde el MCTII mayormente se invierte en las comunas como si hiciesen ciencia, no en las universidades. Se promueve la formación de cultores y de innovadores, no de científicos ni de tecnólogos. Se financian proyectos sociales como si fuesen proyectos científicos. Desde el gobierno central se genera un ambiente jurídico-económico contrario al sector industrial y se expropian y llevan a la desaparición grandes empresas.
Venezuela se desdibuja siguiendo los pasos de países con poca trascendencia científico-técnico-industrial.

Sobre el autor

PhD en Física por la Universidad de Harvard, profesor e investigador asociado titular del Centro de Física del IVIC.

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